jueves, 17 de mayo de 2018

Educación Inclusiva



La educación inclusiva tiene como propósito prestar una atención educativa que favorezca el máximo desarrollo posible de todo el alumnado y la cohesión de todos los miembros de la comunidad.

La comunidad educativa está integrada por todas las personas relacionadas con el centro: alumnos, profesores, familias, otros profesionales que trabajan en el centro, administración educativa, administración local, instituciones y organizaciones sociales.

Todos los componentes de la comunidad educativa colaboran para ofrecer una educación de calidad y garantizar la igualdad de oportunidades a todo el alumnado para participar en un proceso de aprendizaje permanente. La inclusión educativa se guía por los siguientes principios fundamentales:
  • La escuela debe educar en el respeto de los Derechos Humanos y, para hacerlo, organizarse y funcionar de acuerdo con los valores y principios democráticos.
  • Todos los miembros de la comunidad colaboran para facilitar el crecimiento y desarrollo personal y profesional individual, a la vez que el desarrollo y la cohesión entre los iguales y con los otros miembros de la comunidad.
  • La diversidad de todas las personas que componen la comunidad educativa se considera un hecho valioso que contribuye a enriquecer a todo el grupo y favorecer la interdependencia y la cohesión social.
  • Se busca la equidad y la excelencia para todos los alumnos y se reconoce su derecho a compartir un entorno educativo común en el que cada persona sea valorada por igual.
  • La atención educativa va dirigida a la mejora del aprendizaje de todo el alumnado, por lo que ha de estar adaptada a las características individuales.
  • La necesidad educativa se produce cuando la oferta educativa no satisface las necesidades individuales. Consecuentemente, la inclusión implica identificar y minimizar las dificultades de aprendizaje y la participación y maximizar los recursos de atención educativa en ambos procesos.

miércoles, 16 de mayo de 2018

Polémica por la asignatura de música en las escuelas: ¿va a desaparecer?

La neurociencia avala que el aprendizaje de Música beneficia el desarrollo cerebral y optimiza los resultados académicos, pero la asignatura agoniza en Primaria. 


Canarias dedica 82,5 minutos semanales de media a la enseñanza de la Música durante toda la Primaria, desde 1º a 6º, de 6 a 12 años. Le siguen Cataluña (75), La Rioja (70), Castilla-La Mancha (67,5), Castilla y León, Aragón, Cantabria, Valencia, Galicia y Extremadura (60), Asturias (57,5), Euskadi (52,5), Baleares y Navarra (50), y cierran la tabla Andalucía, Madrid, Murcia y Ceuta y Melilla (45). Por países, a la cabeza se encuentra Alemania, con 120 minutos semanales (Fuente: COAEM, 2017).

Es horrible limitar las horas de Música, Plástica y Educación Física, porque son los aprendizajes más transversales que hay. También en Secundaria, pero especialmente en Primaria, el resto de asignaturas deberían construirse encima de estas tres». Es una de las frases de un vídeo que se ha visto en Internet 3,3 millones de veces en seis meses. Y no sale de boca de ningún juglar, artista o filósofo, que podría ser, sino de un científico, el biólogo genetista catalán David Bueno, que canta las excelencias del aprendizaje de estas disciplinas como potenciadoras del desarrollo del cerebro de los niños y garantía de una mejora en los resultados académicos del resto de asignaturas. Para aprovechar estos beneficios, propone básicamente romper con el esquema actual de enseñanza de Primaria, vertebrado por materias como Matemáticas, Ciencias, Lengua... para crear un nuevo cuerpo con esas tres como tronco. Algo así como intercambiar las 'serias' por las 'marías'. 

En concreto, según Bueno, «la música es una gimnasia cerebral, es de las pocas actividades que activan todo el cerebro simultáneamente; más que resolver una multiplicación. Debería haber música en todos los niveles, no solo escuchar música, sino tocar música, un instrumento, el que sea, y cuanto más complejo más se activa el cerebro. No me refiero al mito de escuchar a Mozart, sino a cualquier músico». Recuerda que la neurociencia lleva 20 años acumulando estudios en esta dirección. «Pero hace falta que los que hacen las leyes, los currículos, se fijen en los avances de la ciencia», añade. 

Hace precisamente dos décadas, el doctor Martin F. Gardiner, director de la Escuela de Música de Providence (Rhode Island), aseguraba en la revista científica 'Nature' (1996) que una educación musical y artística especialmente diseñada podía llevar a mejoras espectaculares en la lectura y las matemáticas. Lo comprobó con un experimento con niños de entre 5 y 7 años con malos resultados académicos que, tras haber recibido clases musicales, igualaron a los mejores en lectura y superaron a los de matemáticas. Desde entonces, como comenta Bueno, se amontonan las investigaciones en este sentido. 

Paralelamente, las distintas leyes de Educación en nuestro país han ido relegándola en los currículos hasta el punto de que la última de ellas, la LOMCE, en la que estamos inmersos, ni siquiera la considera obligatoria. Mientras, varios de los países con mejores resultados en el informe PISA tienen una mayor dedicación musical en el horario escolar que nuestro país, según la Confederación de Asociaciones de Educación Musical de España (COAEM). 

No se trata de que la materia no despierte el interés, al menos de los padres; todos los años hay miles de solicitudes para entrar en las escuelas de Música y conservatorios y pueden llegar al 50% (y hasta al 90%) los niños que se quedan fuera, lo que aboca a las familias a pagar por una academia privada o, en el peor de los casos, a aparcar la idea. Además, aquí viene el segundo problema del actual panorama, con la carga lectiva obligatoria y el avance en contenidos y dedicación de los conservatorios conforme pasan los años. Lo explica David Bueno: «Como no está dentro del horario lectivo, son horas que se quitan al juego en extraescolares de Música y eso puede generar desgana, aburrimiento y abandono. Por eso hay que incorporarla a la enseñanza reglada de forma importante». Dicho está, pero... ¿cómo materializar algo tan revolucionario? «Las horas están pensadas ahora por materias, pero habría que hacer un cuadro horario para que estando en clase de Mate pudiera venir el profe de Música a explicar lo mucho que tienen que ver. O que en la hora de esta asignatura, mientras analizas pentagramas o tocas, hablemos de progresiones matemáticas».

Hay un puñado de centros en España que han apostado por los beneficios probados de esta enseñanza. Centros Integrados de Música se llaman, una figura que no contemplan todas las comunidades autónomas. La idea es compatibilizar la enseñanza obligatoria con el aprendizaje académico de la Música. Ejemplo de ello es el Instituto Escuela Artística Oriol Martorell, de Barcelona, que este año celebra su 20 aniversario; un centro público donde los niños salen de Primaria con el grado elemental de Música y al término de la Secundaria obtienen el grado profesional. Listos, si así lo desean, para entrar en el Conservario a por el nivel superior.

Su directora, Montserrat Guri, explica que la idea partió «de un 'conseller' con sensibilidad musical, que con una serie de personas planificó un centro donde compaginar los estudios de la escuela con los de Música y Danza en un horario de 9 a 17». Se rodearon de profesores expertos para desarrollar un currículo y de ahí salió este centro que funciona «a la manera de las Escuelas Oficiales de Idiomas», es decir, que aunque es público hay que pagar un dinero, en este caso 650 euros al año por la Música (unos 65 euros al mes) y 430 por la Danza. Hay prueba de acceso con 6 años porque no hay plazas para todos, «aunque debería ser para todos», dice Guri.

En los dos primeros cursos de Primaria, se prueban en talleres todos los instrumentos y todas las danzas -desde la clásica a la contemporánea pasando por la española- para descubrir cualidades. Si un niño en 1º y 2º en un centro tradicional tiene 25 horas lectivas a la semana, en el Oriol Martorell dedican entre 21 y 23, a las que suman 8 de Música. Y de algo hay que quitar, claro; se consigue eliminando las clases optativas y las de Educación Física, aunque reciben gimnasia adaptada para su instrumento. En 5º y 6º, el horario se amplía y terminan a las seis. Pero no pierden el tiempo en desplazamientos a extraescolares.



martes, 15 de mayo de 2018

El peligroso síndrome de la «familia quemada»

El «burnout» afecta a tres de cada diez familias porque los problemas del trabajo acaban afectando al hogar.

Trasladar los problemas del trabajo a casa y hacer del estrés laboral un problema familiar es algo más que habitual en la dinámica de la sociedad en la que nos encontramos. Según Allende Villorejo, Coach de Mindfulness e Inteligencia Emocional, directora de operaciones de Mente y Vida, cada vez más empresas incorporan proyectos orientados a conseguir una notable mejora tanto a nivel personal como en las capacidades de los trabajadores que necesitan respuestas rápidas y efectivas en cortos espacios de tiempo.

Actualmente el síndrome del «burnout» o del trabajador quemado afecta a tres de cada diez familias. Una de las características de este problema es que los afectados no son capaces de desconectar en el hogar de los problemas del trabajo y afecta tanto a su salud física/mental como a la vida personal.

Si a los problemas de trabajo se suma el estrés familiar por los horarios de los niños, las tareas del hogar y la poca conciliación de la vida personal y laboral al final todo se convierte en una carga más en la mochila del estrés.

Cuando esto ocurre, los expertos aconsejan utilizar técnicas de relajación y mindfulness en las empresas como medida de conciliación. «Ayudarnos a gestionar nuestras emociones y combatir el estrés son dos de las cosas que el mindfulness ayuda a conseguir a través de la meditación, por lo que se le considera una de las herramientas más efectivas para conciliar los problemas laborales con la vida familiar», sugiere Villorejo.

«Para personas con alto nivel de estrés laboral y personal, de diez a veinte minutos diarios de mindfulness pueden suponer una diferencia significativa», según esta especialista de Mente y Vida. De hecho, las prácticas de meditación en las empresas se combinan con diferentes propuestas de prácticas de mindfulness que pueden realizarse en el hogar.

Los cuatro síntomas del exceso de trabajo son, según Villorejo, los siguientes:
  • Problemas con la familia: Sin duda donde primero se nota el exceso de trabajo es en la convivencia familiar. Falta de horas con la familia o cuando se llega a casa estar de mal humor y cansado.
  • Despertador automático: Uno de los claros síntomas es la falta de sueño. El exceso de trabajo perturba los ciclos del sueño. Despertarse automáticamente pronto los fines de semana es un síntoma de alerta.
  • Excesos de cafeína: Para mantenerse despiertos y en continua situación de alerta los trabajadores con exceso de trabajo suelen recurrir a la cafeína.
  • Aumento de peso: Según datos de Mente y Vida siete de cada 10 trabajadores pasan más de 5 horas sentados trabajando. No tener unos niveles de actividad física mínimos hace que el cuerpo aumente repentinamente de peso.
  • Dolor de cuerpo: El sedentarismo, la falta de actividad física en el trabajo o las malas posturas en el trabajo hace que el cuerpo se resienta. Cada vez son más comunes las enfermedades del trabajo: tortícolis, tendinitis, y otros dolores en los dedos, la espalda, muñeca y hombros.
Cómo superarlo en familia
  • Recupera el control de tu vida. Busca unas metas en tu vida, fija unos objetivos.
  • Lleva una vida saludable: evita la mala alimentación o la falta de sueño. Hacer ejercicio ayuda también a recuperar el control.
  • Busca motivaciones: Trata de hacer tareas que traigan consigo una recompensa para ti y los tuyos.
  • Elimina el estrés: Es vital para recuperarte del burnout. La meditación y el mindfulness sin duda ayudarán a conceder la importancia a cada cosa. Divide las grandes tareas en otras más pequeñas. Busca tiempo para hacer cosas relajantes para ti.
  • Los beneficios del mindfulness, explican desde Mente y Vida, son múltiples: reduce el estrés, mejora la concentración, es un método excepcional para mejorar la gestión de las emociones y desarrollar habilidades como la inteligencia emocional, el liderazgo o la creatividad.

miércoles, 9 de mayo de 2018

Inclusión social en la pantalla grande: el emotivo corto de Campanella sobre un niño con parálisis cerebral

"Ian, una historia que nos movilizará" se estrenará el 14 de mayo en el Festival de Cannes. Se trata de un cortometraje cuya fuente de inspiración es un niño de nueve años con encefalopatía crónica no evolutiva. Cómo generar conciencia a través del cine.



Ian tiene 9 años de edad y padece encefalopatía crónica no evolutiva, producto de una hipoxia (falta de oxígeno) en el parto. Esta enfermedad repercute directamente en el lenguaje y la movilidad de aquellos que lo sufren. Impulsada por esta adversidad que le presentó la vida, Sheila Graschinsky, mamá de Ian, abandonó su carrera y creó una fundación que mejora la calidad de vida de de las personas y familias que conviven a diario con la discapacidad.

Su historia de lucha y superación logró inspirar al aclamado director argentino Juan José Campanella, que creó Ian, una historia que nos movilizará, un cortometraje animado que se estrenará el 14 de mayo en el Festival de Cannes y cuyo objetivo es visibilizar la lucha contra la discriminación, trabajar para derribar prejuicios y lograr que las personas con discapacidad puedan acceder plenamente a sus derechos.

 El propósito del cortometraje

El corto busca acercar la realidad de la discapacidad a todos los niños, guiarlos para que adquieran herramientas concretas y puedan ser personas solidarias, libres de prejuicios y futuros adultos preparados para dar lugar a una nueva cultura en la cual la inclusión sea protagonista.
 
"Necesitamos entendernos desde el amor. Cuando uno está dispuesto a escuchar al otro, a mirar al otro tal cual es, lo puede integrar, ahí es cuando todos ganamos y todos crecemos", contó la ministra de Desarrollo Social Carolina Stanley durante la premiere. Ella también respondió al llamado de la mamá de Ian para invitarla a ser parte del proyecto que busca visibilizar y ayudar a derribar las barreras mentales que siguen estando presentes en la sociedad. 

"Hay que entender la diferencia para construir una sociedad más inclusiva y menos violenta. Tenemos que tener respeto por la diversidad y entender que el otro es importante y que todos tenemos derechos", contó Claudio Presman, titular del INADI. 

"Es mi mayor deseo que quienes vean el corto puedan llevarlo a cada uno de los ámbitos en los cuales se mueven: empresas, colegios o clubes. Que sea un disparador para hacer y generar más espacios y políticas de inclusión", enfatizó la mamá de Ian.

domingo, 15 de abril de 2018

Feliz Día del Niño


Los niños son nuestra mayor fuente de sabiduría y aprendizaje.

jueves, 29 de marzo de 2018

El valor de la Empatía



La empatía es la capacidad de 'ponerse en la piel del otro', es esa complicidad emocional, esa posibilidad de captar el sentimiento de otra persona para entender cómo es y qué le sucede. Muchos pensadores creen que es el más grande de todos los valores. 

La empatía se consigue escuchando y observando mucho, y está íntimamente relacionada con la inteligencia emocional. Alguien con mucha empatía es alguien inteligente, capaz de canalizar sus emociones y las de los demás. Podemos fomentar el valor de la empatía en los niños. Utiliza cuentos, poesías, y sobre todo, tu ejemplo. 

Cuando los niños son muy pequeños piensan que todo el mundo gira alrededor suyo. Según van creciendo van comprendiendo y, lloran cuando ven que Bambi se queda sin mamá o ríen si ven alguna película graciosa y, eso ocurre, porque se identifican con los personajes y las emociones de los otros. Eso quiere decir que empiezan a desarrollar la capacidad de la empatía. Si nosotros les ayudamos a poner nombre a esas emociones, a expresar lo que les ocurre, aprenderán enseguida a ser empáticos, es decir, a preocuparse por las necesidades de los demás, a ser compresivos, por lo tanto, irán adquiriendo habilidades sociales, fundamentales para relacionarse con el resto de las personas.

Los niños aprenden con nuestro ejemplo. Si los adultos prestamos atención a las cosas que les ocurren y les hacemos ver que nos importan y tenemos en cuenta sus opiniones, con seguridad, haremos que sean empáticos con los demás. Las situaciones cotidianas son la escuela para el aprendizaje de la empatía.

Los niños empáticos son más comunicativos porque saben expresar mejor sus emociones y tienen mayor autoestima porque se sienten más seguros, por eso, es muy importante que aprendan a  escuchar y a ser observadores.

Juegos y actividades para educar a los niños en la empatía

- Recurrir a cuentos, canciones, poesías, es una buena idea para que los niños vayan aprendiendo a ser empáticos.

- Hacer teatrillos representando los personajes de un cuento, intercambiar los papeles de cada uno, es bueno para que se den cuentan de cómo se siente cada uno.

- Podemos poner unos dibujos en su habitación, en la puerta del frigorífico, etc. con unas caras mostrando diferentes emociones y, a lo largo del día, aprovechando las situaciones cotidianas, podemos pedir al niño que elija una que demuestre cómo se siente en ese momento. Así poco a poco sabrá expresar cómo se siente, tanto si está triste, alegre o enfadado, sabrá poner nombre a cada emoción y entenderá cuando la otra persona tenga esos mismos sentimientos.

Si los demás sienten que somos empáticos confiarán más en nosotros, empezando por nuestros hijos.

Para terminar os dejo una frase de Lawrence J.:  «La empatía es como dar a alguien un abrazo psicológico»



sábado, 17 de marzo de 2018

Analfabetismo emocional: cuando a nuestro cerebro le falta corazón


  
Son muchas las personas que sufren analfabetismo emocional. Son hábiles en el dominio de múltiples competencias, disponen de un sinfín de títulos y maestrías, pero hacen la misma gestión emocional que un niño de tres años. Ese aprendizaje no viene de fábrica y es lo queramos o no, una asignatura pendiente a la que deberíamos dedicar más recursos…

La mayoría de nosotros sabemos cuáles son los principios de una buena salud física, a saber: una alimentación equilibrada y lo más natural posible, algo de ejercicio, dormir cada noche entre 7 y 9 horas y realizarnos revisiones médicas periódicas para asegurarnos que todo va bien.

Sin embargo, si hay algo que descuidamos casi de forma alarmante es eso que se contiene entre nuestros oídos: el cerebro. Ahora bien, no nos referimos a ese conjunto de células nerviosas, estructuras y circunvoluciones. Hay que centrar la atención en los indicadores de nuestra salud emocional, es decir, en esa capacidad para sentir la vida y nuestras relaciones, en el estado de esa facultad para entender, controlar y modificar estados anímicos propios y ajenos…

El ser humano es mucho más que una serie de competencias lingüísticas, matemáticas o tecnológicas. Somos, por encima de todo, seres sociales y emocionales, dimensiones estas que quedan a menudo descuidadas, y hasta infravaloradas en las instituciones educativas. Porque, admitámoslo, de poco nos va a servir saber resolver una ecuación de segundo grado si somos incapaces, por ejemplo, de comunicarnos con eficacia y de empatizar con aquellos que nos rodean.


¿Qué es el analfabetismo emocional?

Sabemos que el término “analfabetismo” tiene una connotación negativa. Sin embargo, no podemos llamar de otro modo a una realidad psicosocial más que evidente. Pongamos un ejemplo, en la actualidad se habla mucho de la figura de los líderes transformadores. De personas capaces de dinamizar una organización gracias a su buen manejo de la inteligencia emocional, de la motivación, de su don para producir impacto en los demás y crear entornos donde las personas pueden hacer uso de su creatividad.

En ocasiones se venden ideas que en la realidad, brillan por su ausencia. Así, es bastante común encontrarnos con directivos o líderes empresariales incapaces, no solo de infundir inspiración a los demás, sino con una nula capacidad para controlar sus emociones, su frustración, su enfado… Son como niños de 3 años enfadados por no obtener aquello que desean, situados por completo en ese pensamiento egocéntrico definido por Piaget en su momento.

Veamos no obstante, qué dimensiones caracterizan el analfabetismo emocional.
  • Incapacidad para entender y manejar las propias emociones.
  • Dificultad para comprender las de los demás.
  • Esa falta de autoconciencia emocional los sitúa a menudo en terrenos muy sensibles. Reaccionan de forma desmedida ante cualquier problema, se sienten agobiados y superados ante cualquier dificultad, sea pequeña o grande.
  • No empatizan, son incapaces de situarse en la mirada ajena, de comprender realidades diferentes a la suya.
  • Sus habilidades sociales son muy rígidas y aunque en ocasiones pueden desenvolverse, les falta sensibilidad, asertividad y esa cercanía auténtica con la que crear lazos significativos y no solo relaciones motivadas por el interés personal.
  • Por otro lado, los costes del analfabetismo emocional pueden ser enormes: pensamiento polarizado, represión, racismo o sexismo, narcisismo, necesidad obsesiva por tener la razón. 

La importancia de educar en Inteligencia Emocional

Sabemos que es ya como un eslogan: “hay que educar en Inteligencia Emocional”, debemos entrenarnos en estas habilidades, ser más aptos en materia de emociones. Lo hemos oído hasta la saciedad, hemos leído libros, hemos hecho cursos y decimos que sí con la cabeza cada vez que se nos recuerda la importancia de tener una mayor competencia en esta habilidad.

Sin embargo, las lagunas siguen existiendo. Así, y aunque en algunos currículums educativos de ciertas escuelas ya aparece este objetivo, no podemos pasar por alto algo igual o más importante. Antes de que maestros y profesores entrenen a los niños en el dominio de sus pensamientos y emociones, también ellos deberían ser entrenados previamente.

A menudo, nosotros mismos llegamos a nuestra etapa adulta con un mundo de inseguridades. También nosotros nos levantamos cada día conscientes de que nos faltan herramientas para dominar nuestras emociones, así como ciertas habilidades para encarar mejor la adversidad. De este modo, si no empezamos en primer lugar por nosotros mismos haciendo autoconciencia de nuestro analfabetismo emocional, difícilmente tendremos ese talento para motivar a los más pequeños, para entrenarlos en empatía, asertividad o en habilidades sociales...

Una buena “alfabetización emocional” nos dota de grandes beneficios. Así, algo que aprenderemos en primer lugar es que cada emoción tiene su espacio y su utilidad, que diferenciar entre emociones “negativas” y “positivas” no siempre es acertado, porque en realidad, esos estados que a menudo tanto evitamos sentir como es la tristeza o la decepción, tienen sus espacios de conocimiento, su utilidad y su valioso significado.
De las emociones por tanto no se huye, se encaran para saber qué quieren decirnos. Es un modo sensacional de autoconocimiento que nos dota de fortalezas, que ofrece a nuestra mirada un prisma más amplio… a la vez que flexible. Por tanto, no apartemos o despreciemos la necesidad de estar “al día” en materia de emociones. Atendamos a esos mundos interiores donde saber reconocer, expresar, gestionar y transformar esos sentimientos para que fluyan siempre a nuestro favor y no en nuestra contra…


miércoles, 14 de febrero de 2018

Enseñar desde el corazón


“La enseñanza que deja huella no es la que hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón”. Frase de Howard G. Hendricks, (1924-2013) – distinguido profesor y presidente del centro para el liderazgo cristiano en el Seminario Teológico de Dallas, Texas-, autor del clásico ‘Enseñando para cambiar vidas’.

Enseñar de corazón a corazón para dejar huellas, como dice Howard G. Hendricks, es trabajar desde la empatía, la validación y la disposición abierta a ser enriquecido por el otro.

Diferente a querer rellenar de conocimientos, a convencer sin dudas o a inducir comportamientos, este tipo de enseñanza, de ineludible relación con el propio aprendizaje, apunta a desarrollar la autogestión, crear competencias de gestión de la realidad, de las posibilidades  y de las relaciones, y facilitar el vuelo sin señalar el cielo a volar. 

De cabeza a cabeza se brinda información, se instala el marco a respetar, se marcan niveles y alcances desde afuera, se indican modos y formas y se busca meter en moldes.

Desde la búsqueda de llegar al corazón, generando contextos empáticos y libres de aprendizaje, alentando la creatividad y la búsqueda de modos propios, facilitando la pregunta y el cuestionamiento, sosteniendo de la mano sin intentar llevar a una única mirada, se invocarán el compromiso voluntario, el asombro , la capacidad de descubrir y se conectará con la emoción.

Para ello se hace necesario bucear en  los propios sentimientos, alentar el deseo de enseñar y no la obligación de formar, y poner la congruencia al servicio de la construcción compartida.
Porque no hay proceso de enseñanza aprendizaje mas profundo que aquel que se teje en relación.

sábado, 27 de enero de 2018

Joven con autismo tiene un coeficiente intelectual más alto que Einstein, camino al premio nobel

Joven con autismo tiene un coeficiente intelectual más alto que einstein, camino al premio nobel 

Desde pequeño, los pronósticos sobre el aprendizaje de Jacob Barnett no eran nada alentadores. Al pequeño le diagnosticaron síndrome de aspeger. Kristine Barnett, su madre, confundida pensó que no tendría oportunidades en cuanto a su aprendizaje, lo llevó a una cita con el especialista y este le dijo que debido a sus limitaciones, el niño apenas aprendería a atarse los zapatos.

Fue un pronóstico devastador que podría haber terminado tajantemente con cualquier expectativa para su futuro, sin embargo, Kristine había notado que su hijo había memorizado todas las calles dell camino al especialista.

Durante gran parte de su niñez el pequeño genio se mantuvo sin hablar, pero cuando lo hizo fue capaz de comunicarse en 4 idiomas distintos. En tan sólo dos semanas, Jacob gracias a su sorprendente memoria aprendió todo el temario de álgebra de la escuela secundaria . Al ser tan joven comenzó a asistir a clases universitarias mientras la mayoría de los chicos están aún aprendiendo lo básico de álgebra. Ahora Jacob es un respetado estudiante de maestría que trabaja en un doctorado en física cuántica. Incluso más, el académico trabaja junto con otros estudiantes universitarios, dándoles asesorías en su tiempo libre luego de clase. Su madre, tiempo atrás confundida por la condición de su hijo y su futuro incierto, ahora bromea: “yo reprobé matemáticas, sé que no vino de mí”.

Sin estar limitado a los salones de la academia, Jacob fue invitado como orador en la charla TEDx Teen en el 2013, donde expuso una asombrosa charla titulada “olvida lo que sabes”. En medio de un campo de oradores que van desde galardonados al Premio Nobel, académicos con décadas de experiencia, y líderes empresariales, la charla del chico ha pasado a ser desde entonces la tercera más popular del formato TEDx en general.





Con un CI por encima de 170, más alto que el CI estimado de Einstein, Jacob ha estado por delante de la curva estadística en cualquier disciplina, pudiendo con lo que se propone.
En una semana él aprendió por su cuenta álgebra, geometría, trigonometría y cálculo. Los profesores universitarios sorprendidos han visto al brillante alumno enfrentarse a algunos de los conceptos más desafiantes en el campo de las matemáticas avanzadas.
Es tal la pasión de Jacob por los números y las reglas que el gobierno lo llevó a la universidad de Purdue a los 9 años, en donde trabaja en la teoría de la relatividad de Einstein. más tarde, en Princeton, el profesor Scott Tremaine comentó, “ la teoría que [Jacob] trabaja involucra varios de los problemas más difíciles en astrofísica y física teórica… cualquiera que los resuelva estará en la línea hacia el Premio Nobel”.
Ahora está claro que Jacob Barnett tiene un futuro brillante. Mucho más brillante que el que podría haber esperado si su madre hubiese tomado en serio a sus maestros de escuela primaria y a su doctor. Jacob está creciendo como un joven pensante y encantador, con un tremendo potencial, incluso si es un poco lento atando sus cordones.

domingo, 21 de enero de 2018

Siempre Alegres


Enseñar a los niños la alegría y el optimismo es posible. La felicidad es un aprendizaje, depende de la propia actitud y voluntad para alcanzarla. Es fundamental educar a los hijos en ambientes positivos y alegres porque absorben el clima emocional que les rodea.
 
La familia como escuela de la felicidad

La familia es el espacio por excelencia donde se cultivan los valores y se forja la personalidad, siendo determinante para el desarrollo humano. Es en este contexto donde las personas aprenden cómo es la vida y con ello las actitudes ante ésta, siendo el optimismo el mejor camino.

Los chicos absorben como esponjas el clima emocional que pueda expresarse en el hogar. Si les mostramos con el ejemplo que alimentamos las emociones positivas, a medida que se vayan desarrollando, crecerán fortaleciéndose y dejando de ser propensos a experimentar emociones negativas, y serán ellos generadores de climas emocionales positivos y optimistas.

La enseñanza de la alegría parte de los valores como el perdón, la solidaridad, la confianza, la construcción de relaciones empáticas y el amor. También hay que transmitir a los hijos el valor de los sueños y la capacidad de sacar provecho de las situaciones difíciles.

Estrategias para educar en positivo

Las siguientes son recomendaciones a tener en cuenta en la educación de los hijos, siendo una labor constante y permanente para logre tener la incidencia necesaria en el proceso educativo:

  1. Enseñarles a los hijos a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, de las situaciones sencillas pero enriquecedoras, de los regalos que nos da la naturaleza…
  2. Invitar a los hijos a que valoren la vida con sus días de color y sus días grises, poniendo una actitud positiva y sacando provecho de las situaciones difíciles.
    Enfatizar en realizar adecuadamente los procesos, más allá de los resultados obtenidos. Hacerle mayor énfasis al esfuerzo y la perseverancia.
  3. La gratitud es una de las vías que conducen a la felicidad. Es importante enseñarles a los hijos a agradecer todo lo que reciben y que por momentos se les hacen invisibles: los alimentos, la familia, los amigos, la posibilidad de estudiar, de compartir con otros, de aprender, de respirar…
  4. La autoestima es otro elemento determinante para ser feliz. Educar a los hijos bajo el amor, la autoridad asertiva, la seguridad en ellos mismos y la auto aceptación, serán primordiales en esta misión.
  5. Brindarles las herramientas para que sepan afrontar sus propios retos, dejando que sean ellos los que resuelvan a la medida de sus posibilidades; cada edad tiene sus desafíos. Del mismo modo hay que dejar que se equivoquen y que desarrollen la capacidad para tolerar sus frustraciones.
  6. Proveer un ambiente alegre, optimista, en el que diariamente haya espacio para el juego, las risas y el humor; es tan beneficio para los adultos como para los chicos.
  7. El sentirse amado es otra de las fuentes de la felicidad. Los padres deben expresar el amor a sus hijos a través de gestos cariñosos como abrazos, besos, caricias… tanto a las hijas como a los hijos varones.
Para lograr que los hijos sean alegres y optimistas, los padres deben poner toda su voluntad para lograrlo, y cuanto más temprano comience esta labor mucho mejor. Igualmente no se debe bajar la guardia a medida que los hijos crecen; la adolescencia a pesar de ser una etapa con altibajos, es cuando los hijos más necesitan de un ambiente positivo, comprensivo y alegre.
Enseñar a los niños el optimismo y la alegría

Enseñar a los niños el optimismo y la alegria es posible. La felicidad es un aprendizaje como cualquier otro. Puesto que en gran medida, la felicidad depende de la propia actitud y voluntad para alcanzarla y no como se suele pensar que la felicidad está sujeta a factores externos. De ahí la llamada a educar a los hijos en ambientes positivos y alegres, teniendo en cuenta que son como esponjas que absorben el clima emocional que les rodea.

Leer mas: http://www.hacerfamilia.com/coach-de-familia/noticia-ensenar-ninos-optimismo-alegria-20120829114927.html

(c) 2015 Europa Press. Está expresamente prohibida la redistribución y la redifusión de este contenido sin su previo y expreso consentimiento.
Enseñar a los niños el optimismo y la alegría

Enseñar a los niños el optimismo y la alegria es posible. La felicidad es un aprendizaje como cualquier otro. Puesto que en gran medida, la felicidad depende de la propia actitud y voluntad para alcanzarla y no como se suele pensar que la felicidad está sujeta a factores externos. De ahí la llamada a educar a los hijos en ambientes positivos y alegres, teniendo en cuenta que son como esponjas que absorben el clima emocional que les rodea.

Leer mas: http://www.hacerfamilia.com/coach-de-familia/noticia-ensenar-ninos-optimismo-alegria-20120829114927.html

(c) 2015 Europa Press. Está expresamente prohibida la redistribución y la redifusión de este contenido sin su previo y expreso consentimiento.

lunes, 15 de enero de 2018

Resumen libro Matilda de Roald Dahl




“Matilda” es una novela escrita por Roald Dahl, y publicado en Londres en 1988.

Trata sobre una niña especial y muy inteligente de cinco años, llamada Matilda, que aprende prematuramente a leer devorando libros en la biblioteca.

Los Wormwood, unos padres mediocres y no muy buena gente, no valoran a su hija, sólo se preocupan de ganar dinero, gastarlo en el bingo y ver la televisión. 

En la escuela, Matilda, va mucho más avanzada que sus compañeros, pero la directora, la señorita Trunchbull, se niega a trasladar a esta ingeniosa y resuelta niña a clases superiores.

Agatha Trunchbull es una persona deplorable, el mejor método educativo para ella es la intimidación y la tortura, su escuela ideal sería una en la que no hubiera niños pequeños.

Tras ser acusada injustamente, Matilda descubre que tiene una extraña habilidad, puede menear objetos con los ojos concentrando toda su rabia en ellos.

Pretendiendo indagar más sobre estos poderes, la señorita Honey la invita a su casita en mitad del bosque, donde Matilda descubre que su profesora es pobre porque, al fallecer su padre, un potentado médico, en extrañas circunstancias, su tía, una mujer horrible que la tenía aterrorizada, la convierte en su esclava y le obliga a pagarle por sus cuidados.

Cuando la señorita Honey le confiesa que su tía es la señorita Trunchbull, Matilda prepara un plan para que se haga justicia. 

Usando sus poderes, aterroriza a la directora haciéndole creer que es el fantasma de Magnus, padre de la maestra, y le exige que le devuelva a su hija Jenny todo aquello que le pertenece.

La directora nunca más vuelve a aparecer y la señorita Honey, se muda a la gran mansión familiar, recuperando todo aquello que le pertenece.

Matilda es trasladada a la clase de los de mayor edad, perdiendo sus poderes telequinésicos. 

La historia acaba cuando, los padres de Matilda deciden huir a España para evitar ser detenidos por vender coches robados. Matilda les pide quedarse a vivir con la señorita Honey con quien vivirá feliz y querida para siempre.


En el siguiente enlace se hace una presentación animada en Powtoon a modo de resumen del libro “Matilda”: